Las ventajas de estudiar después de los 40
Por qué estudiar después de los 40
Si bien la creencia popular afirma que el cerebro a medida que se envejece menos aprende, lo cierto parece ser que no hay edad límite para el estudio, y que lo peor es negarnos a hacerlo.
Un estudio de la Fundación Don Bosco, afirma que en Chile más de cinco millones de adultos no han terminado su enseñanza media. Lo que en muchas ocasiones se vuelve una gran traba para mejorar las expectativas en el mercado laboral.
Realidad que se enfrenta a los altos niveles de escolaridad que tiene nuestro país en la actualidad donde, según un informe de la Universidad del Desarrollo, hoy cerca el 88% de los jóvenes termina el cuarto medio. Generándose así, un escenario donde muchos mayores de 40 deben competir con menores de 20, que sí tienen un nivel educacional completo y mayores conocimientos al menos en el papel.
Debido a esto son muchos los que después de los 40 o 50 años, comienzan a plantearse la idea de capacitarse o terminar sus estudios. Una necesidad que muchas veces queda en el aire por la creencia de que a medida que pasa el tiempo nos vamos poniendo viejos para aprender.
Sin embargo, estudios recientes nos invitan a derribar esas barreras. Hoy disciplinas como la neurociencia afirman que no hay una edad específica para el desarrollo humano, ya que el aprendizaje es un proceso continuo y acumulativo.
Por ello la invitación es a mantenernos en un aprendizaje constante, que nos lleve a seguir siendo personas autónomas, a pesar del paso de los años, aprovechando la principal ventaja del cerebro adulto: su capacidad de reconocer ideas centrales y perspectivas completas de forma rápida. Al menos así lo señala un estudio publicado en 2008 por el Journal of Cognitive Neurosciencie.
Esto se conoce como «inteligencia cristalizada» y se logra gracias a un vocabulario que se ha vuelto rico a través del tiempo. Es decir, se basa en los conocimientos que hemos adquirido a través de nuestra vida, y que nos permiten desarrollar de mejor manera la «inteligencia fluida» que nos ayuda a adaptarnos a nuevas situaciones y problemas.
Se trata de una teoría desarrollada por el formidable psicólogo británico Raymond Cattell, quien explicó a través de ella la importancia de ir aprendiendo constantemente y establecer hábitos que nos permitan desarrollar «cristalizar» en nuestra memoria aquellos conocimientos, que permitirán resolver problemas de manera más fácil.
Porque tal como alguna vez lo dijo el psicólogo y biólogo suizo Jean Piaget: La inteligencia es lo que usas cuando no sabes qué hacer.